Todos
tenemos una familia. Pero no todos tenemos la suerte de tener una familia
armoniosa, cariñosa, dedicada, que nos acompañe, que nos entienda, con la que
podemos contar para todo y en todo momento. Seguramente usted, como yo, se haya hecho preguntas como estas : ¿Por què las familias no son todas iguales? ¿Por
què hay familias divididas, separadas? ¿Por què mi familia es un verdadero
desastre?
Gracias
a Dios todas las familias son diferentes, sino la vida sería muy aburrida. Hay
familias clàsicas y las hay poco comunes. Familias con padre y madre, y ahora también
las hay con dos padres o dos madres. Tambièn hay familias ensambladas, familias del
corazón, y asì una gran variedad de hermosas familias llenas de amor.
Las
familias se dividen o separan porque en ellas hay distintos intereses, ya sean
materiales, económicos, espirituales, laborales, y todo lo que se le pueda
ocurrir.
Y
quiero estimularlo diciéndole que su familia no es un verdadero desastre. Su
familia no ha encontrado, aùn, un punto de armonía. Creo que cada uno de los
integrantes, “tira del carro” en direcciones opuestas. No hay acuerdos y cada
quièn ve las cosas desde su propio lugar. No es que no hay amor. Todavìa no
encontraron la forma de demostrarlo. Quizàs en su familia nadie les enseñò a
decir perdón, te quiero, puedes contar conmigo, ànimate que voy a apoyarte, te extrañè, te necesito y todas
esas frases tan necesaria para lograr la confianza requerida. Porque yo creo
que cuando se aprende a hablar desde el corazón y sin tapujos, la gente se
relaja y se deja llevar por su sentir verdadero: el amor.
El
amor es el más hermoso sentimiento. Su energía cura todo. Absolutamente TODO.
En
todas las familias hay amor, pero no siempre se demuestra con palabras o
abrazos. Nos da vergüenza decir “te amo” o pedir disculpas. Eso es normal. Y créame
que va a poder armonizar su familia con solo meditar. ¿Sabe còmo? Siga leyendo.

Sièntese
en un lugar cómodo. Cierre los ojos y comience a vigilar su respiración.
Inspire contando hasta cinco, retenga el aire contando hasta tres y exhale hasta
seis. No se distraiga y cada vez que exhale relaje su cuerpo cada vez más y más.
Cuando haya realizado unas cuantas respiraciones completas y sienta que su
cuerpo se relajó lo suficiente, centre su atención en el medio de su pecho, en
su corazón. Vea en su mente como su corazón late y se cubre de una luz rosa
brillante. Sienta mucho amor en su corazón, emociónese, deje que sus lágrimas
corran por su rostro. Ahora, con su corazón inundado de amor, vea en su mente a
cada uno de los integrantes de su familia, hágalos desfilar uno a uno por
delante de usted y abrácelos mentalmente, susurrándoles al oído lo mucho que
los ama.
Sea
constante. Haga este ejercicio todos los días, por lo menos durante un mes. Y
puedo asegurarle que va a llevarse una sorpresa inimaginable. Uno a uno de los
integrantes de su familia va a cambiar la relación que tiene con usted. Se volverá
más demostrativo y cariñoso, y seguramente lo harán entre ellos también.
La
energía que usted pone en este ejercicio, es tan poderosa cuando se emociona,
que el cambio se realiza sì o sì. No tenga dudas. Tenga paciencia y constancia.
Si
no ve los resultados en un mes, quizás sea porque no cambia su concepto sobre
su familia. Quizàs también deberá tener en cuenta que debe bendecirla, hablar
bien de sus integrantes, tener buenos pensamientos sobre ellos y sobre todo,
darles su voto de confianza.
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Muchas
gracias.