Muchas
veces habrá escuchado hablar del niño interior. O también que “todos llevamos
un niño dentro de nuestro corazón”. Suena muy bello, hasta romántico, diría yo.
Pero
¿Se puso a pensar en su significado? ¿En el mensaje que lleva consigo esta
frase?
Decir
que todos tenemos un niño que habita en nosotros, es hablar de nuestro lado
infantil. Todos lo tenemos. Solo hace falta observarnos a nosotros mismos en el
instante en que encontramos en el armario de la casa de mamà, el juguete
preferido en nuestra infancia. Somos capaces de ponernos a jugar como niños.
Pero esto es àun más profundo.
No
siempre somos capaces de asumir compromisos, o de actuar como adultos.
Cuando
no queremos asumir una responsabilidad, buscamos quien las asuma y, si lo hecho
salió mal, echamos culpas a otros.
Cuando
deseamos conseguir algo y no podemos lograrlo, muchas veces nos encontramos
haciendo berrinches, tirando cosas, mordiéndonos las uñas, chupándonos un dedo,
pellizcándonos, dando nuestra cabeza contra la pared, yendo al kiosco para
comprar toda clase de golosinas que nos
ayuden a sentirnos como niños otra vez.
Pare…pare!
No le permita a su niño interior que haga eso.
Tome
usted el control de la situación. Asuma la responsabilidad que le toca
afrontar, como un adulto que es. Deje de comportarse como un niño.
Deje
que su niño salga a la superficie a divertirse, nunca lo deje que aflore para
enojarse, sufrir o patalear.
Siempre
que se encuentre actuando como un niño, pregúntese que es lo que causa que
usted reaccione de esa manera ¿Es miedo a no ser amado? ¿Es temor a ser
rechazado? ¿Es miedo a quedarse solo? ¿Qué provoca esta reacción en usted?
Si
se encuentra dejando a su niño interior tomando el control pare, respire
profundamente y háblele internamente. Dìgale que es momento de que usted, como
adulto, tome el control de la circunstancia y lo resuelva, porque si usted
sigue dejándose llevar por la reacción del niño interno nunca madurará
entonces, nunca será una persona confiable ¿Quién podría confiarle a un niño la
responsabilidad de un gran trabajo bien remunerado o una familia o un negocio?
La
mejor manera de tomar el control como adulto, es hablarle a su niño interior
como si usted fuera su padre. En meditaciòn. Hàgalo desde el amor, con compasión. Dìgale
cuanto lo ama y que ahora usted va a cuidar de èl. Poco a poco su niño se dedicará mas a divertirse que a tratar de dar soluciones a sus problemas de
adulto.
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