sábado, 22 de marzo de 2014

La familia


Todos tenemos una familia. Pero no todos tenemos la suerte de tener una familia armoniosa, cariñosa, dedicada, que nos acompañe, que nos entienda, con la que podemos contar para todo y en todo momento. Seguramente usted, como yo, se haya hecho preguntas como estas : ¿Por què las familias no son todas iguales? ¿Por què hay familias divididas, separadas? ¿Por què mi familia es un verdadero desastre?
Gracias a Dios todas las familias son diferentes, sino la vida sería muy aburrida. Hay familias clàsicas y las hay poco comunes. Familias con padre y madre, y ahora también las hay con dos padres o dos madres.  Tambièn hay familias ensambladas, familias del corazón, y asì una gran variedad de hermosas familias llenas de amor.
Las familias se dividen o separan porque en ellas hay distintos intereses, ya sean materiales, económicos, espirituales, laborales, y todo lo que se le pueda ocurrir.
Y quiero estimularlo diciéndole que su familia no es un verdadero desastre. Su familia no ha encontrado, aùn, un punto de armonía. Creo que cada uno de los integrantes, “tira del carro” en direcciones opuestas. No hay acuerdos y cada quièn ve las cosas desde su propio lugar. No es que no hay amor. Todavìa no encontraron la forma de demostrarlo. Quizàs en su familia nadie les enseñò a decir   perdón, te quiero, puedes contar conmigo, ànimate que voy a apoyarte, te extrañè, te necesito  y todas esas frases tan necesaria para lograr la confianza requerida. Porque yo creo que cuando se aprende a hablar desde el corazón y sin tapujos, la gente se relaja y se deja llevar por su sentir verdadero: el amor.
El amor es el más hermoso sentimiento. Su energía cura todo. Absolutamente TODO.
En todas las familias hay amor, pero no siempre se demuestra con palabras o abrazos. Nos da vergüenza decir “te amo” o pedir disculpas. Eso es normal. Y créame que va a poder armonizar su familia con solo meditar. ¿Sabe còmo? Siga leyendo.

Sièntese en un lugar cómodo. Cierre los ojos y comience a vigilar su respiración. Inspire contando hasta cinco, retenga el aire contando hasta tres y exhale hasta seis. No se distraiga y cada vez que exhale relaje su cuerpo cada vez más y más. Cuando haya realizado unas cuantas respiraciones completas y sienta que su cuerpo se relajó lo suficiente, centre su atención en el medio de su pecho, en su corazón. Vea en su mente como su corazón late y se cubre de una luz rosa brillante. Sienta mucho amor en su corazón, emociónese, deje que sus lágrimas corran por su rostro. Ahora, con su corazón inundado de amor, vea en su mente a cada uno de los integrantes de su familia, hágalos desfilar uno a uno por delante de usted y abrácelos mentalmente, susurrándoles al oído lo mucho que los ama.
Sea constante. Haga este ejercicio todos los días, por lo menos durante un mes. Y puedo asegurarle que va a llevarse una sorpresa inimaginable. Uno a uno de los integrantes de su familia va a cambiar la relación que tiene con usted. Se volverá más demostrativo y cariñoso, y seguramente lo harán entre ellos también.
La energía que usted pone en este ejercicio, es tan poderosa cuando se emociona, que el cambio se realiza sì o sì. No tenga dudas. Tenga paciencia y constancia.
Si no ve los resultados en un mes, quizás sea porque no cambia su concepto sobre su familia. Quizàs también deberá tener en cuenta que debe bendecirla, hablar bien de sus integrantes, tener buenos pensamientos sobre ellos y sobre todo, darles su voto de confianza.

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Muchas gracias.

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