Siempre,
siempre digo que cada uno tiene lo que cree merecer. Y lo digo en todos los
sentidos.
Cuando
veo a alguien sufrir por no tener el suficiente dinero para comprar todo lo que
desea, sè que íntimamente esa persona cree que no merece tenerlo todo. Quizás
sea porque de pequeño le dijeron que no se merecía èsto o aquello, o porque sus
padres le dijeron que todo se consigue con mucho esfuerzo y que la vida es una
lucha contìnua, entonces esta persona quizàs cree que no ha luchado lo
suficiente.
Cuando
veo conflictos en las parejas, conflictos que no se resuelven y que aùn asì
siguen adelante, sabiendo que nunca van a arreglarse las cosas, sintiendo una
profunda infelicidad, sè que esas personas creen merecerse eso. Quizás de
pequeños les hayan dicho cosas terribles sobre su aspecto fìsico, o sobre su
manera de ser, maldiciéndoles una y otra vez, lo que provocò en ellas ese
sentimiento de "No me merezco ser feliz".
Una
vez mas los invito a reflexionar sobre las frases que emiten a sus hijos,
sobrinos, nietos y a todo aquel que se cruza en sus vidas. Una palabra amable,
una palabra de aliento, un pensamiento optimista puede ayudar a crecer
emocionalmente a otros. Ver el lado positivo de una situación negativa, puede
ayudar a enfocar a la otra persona en lo positivo de la vida para siempre.
Recuerdo
que cuando uno de mis hijos tenìa unos 15 años, se habia puesto de novio
(bueno, usted me entiende, no era un noviazgo formal) con una chica de su misma
edad. Èl estaba entusiasmado, era lògico, era un adolescente. Pero pasado unos
meses, la chica lo dejò como quien dice: "de la noche a la mañana",
sin darle razones. Mi hijo, que me contaba todo, estaba angustiado por no saber
el motivo, por el que su amiga lo habìa dejado, entonces, no podìa dar soluciòn
a eso. Recuerdo que lo mirè a los ojos y le dije: "¡Bueno! Ella se lo
pierde. Porque tener un novio adolescente ordenado, honesto, que estudia
pensando en el futuro, que es bien educado y respetuoso, y que encima ¡es
limpio! (risitas), no creo que lo encuentre asì nomàs, a la vuelta de la
esquina. Seguramente vas a encontrar alguien que te valore de verdad". Me
abrazò emocionado y me diò las gracias. En ese momento no creì o me tomè
dimensión del valor de mis palabras. Esa frase de aliento es la que acompaña
hasta hoy a mi hijo. A partir allì, en su vida cotidiana nunca se dejò
desvalorizar por nadie, ni faltar el respeto, ni agredir gratuitamente.
Espero
que esta sencilla, pero valiosa anécdota le sirva para reflexionar sobre lo que
dice en momentos difìciles de las personas a las que ama y que lo aman.
Personas que esperan de usted un acompañamiento desde lo afectivo. Personas
que, como usted o yo, sufren por sentirse angustiadas por distintas razones.
Sea
amable y positivo. La recompensa, muchas veces, es un hermoso y caluroso
abrazo.
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