domingo, 26 de mayo de 2013

Tomar decisiones

Cuando tomamos una decisiòn no siempre es la acertada.
Podemos equivocarnos muchas veces, y eso no nos hace malas personas o ineficientes, ni siquiera debemos pensarnos inmaduros o tontos.
Todos nos equivocamos. En ese acierto y error en el que brincamos de alegrìa o nos damos la cabeza contra la pared, vamos creciendo, madurando, experimentando. Nunca deberìamos echarnos culpas, o buscar culpables.
Tomar decisiones nos hace personas responsables. Fomenta en nosotros, y en nuestros hijos, la responsabilidad de hacernos cargo de nosotros mismos. El buscar culpables de los errores que podemos haber cometido en la toma de esa decisiòn, nos hace crueles y cobardes.
El buscar culpables nos ensambla con la maldad, haciendo todo lo posible por desligarnos de esa culpa de haber errado y tiràndole la responsabilidad a otro. La cobardía de no asumir el error nos hunde en el mal humor, la depresión y la tristeza.
Asumir que nos hemos equivocado, al tomar cierta decisión, nos da paz interior.
¿Que ganamos en desligarnos de la culpa y culpar a otro?  Engañarnos a nosotros mismos, y con el tiempo sentirnos inseguros, infelices, desdichados porque podemos engañar a otros, quizàs, pero nunca nos podemos engañar a nosotros mismos.
Errar en una o varias decisiones no nos hace estùpidos. Quizàs todavìa no podemos ver los mensajes que llevan ocultos esos actos. Deberìamos evaluar, con tranquilidad, todo lo que nos sucediò. Preguntarnos que debo aprender de esta situaciòn y perdonarme, dejar ir, para darme otra oportunidad. Asì, tambien, se crece.
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